Todos sabemos que la lectura es importante y que debemos llegar a ser un lector activo, es decir, leer por uno mismo, tras pasar por una etapa de lectura pasiva, que es cuando nos leen en voz alta.

En los libros está todo: lo que la humanidad ha experimentado hasta ahora y lo que puede vivir en el futuro. Si el lector se identifica con algún personaje de la narración, tiene la oportunidad de experimentar sus vivencias como propias. Además, todo ello contribuye a anticipar problemas y circunstancias que pueden llegar a darse a lo largo de la vida. En definitiva, los beneficios son innumerables. Algunos de ellos son:

Experiencias simuladas a través de la lectura

En los libros está todo: lo que la humanidad ha experimentado hasta ahora y lo que puede vivir en el futuro. Por eso un lector compara lo que lee con su propia experiencia y desarrolla la empatía hacia los personajes de la historia.

Si el lector lee identificándose con algún personaje de la narración tiene la oportunidad de experimentar la sensación de que estuviera ocurriendo en la vida real lo que se cuenta en el libro. Todo ello contribuye a forjar la empatía y anticipar problemas y experiencias que pueden llegar a darse a lo largo de la vida. Y es que ya lo decía Miguel de Cervantes: «El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho».

La lectura ayuda a dar sentido a nuestro mundo

Para los lectores más pequeños, que aún cuentan con pocas experiencias vitales, todo lo que se encuentra fuera del entorno familiar es nuevo. ¿Cómo pueden ir entendiendo cómo funciona nuestra sociedad? Pueden hacerlo con la ayuda de los libros.

Los lectores adultos también leemos para dar sentido a nuestro mundo y ampliar nuestros conocimientos sobre los temas que nos interesan. Por ejemplo, leyendo artículos y ensayos sobre ciencia o economía o leyendo novelas y relatos que contribuyen a ubicarnos en el mundo.